Día mundial de la Tierra
Aprovechemos la oportunidad
Publicado el 22/04/2020
El día 22 de abril se celebra el Día mundial de la Tierra. Desde hace más de 50 años, cuando el senador y activista ambiental estadounidense Gaylord Nelson propuso la creación de una agencia. Y que fuera el día 22 concretamente no fue una casualidad. Era miércoles, el día perfecto para reivindicar los derechos por el medio ambiente. En esos momentos se realizó una concentración masiva a la que acuden más de dos mil universidades, decenas de miles de escuelas públicas y centenares de comunidades. Casi 20 millones de personas en aquel momento. Debido a esta protesta social se crea la Agencia de Protección Ambiental (1970) y una serie de leyes destinadas a la protección del medio ambiente. Hoy en día son más de 180 países en los que se celebra este día y más de 1000 millones de personas las que lo apoyan y secundan.
A través de este tiempo han sido numerosas las acciones que en el mundo han realizado diferentes personas de diferentes países para reclamar la subsistencia de nuestro planeta como algo necesario para el desarrollo de posteriores generaciones, y aún diría yo, de la nuestra propia.
Desde recoger la basura originada por multitud de alpinistas en el Monte Everest (más de 2 toneladas en 1990), pasando por la declaración de día festivo el Día mundial de la Madre Tierra en Haití, hasta la creación de un centro de reciclaje temporal en una isla artificial de Japón.
Como podemos observar, estos actos no son susceptibles a la moda del momento, sino que cada vez más se van sumando a la causa personas de toda índole hasta llegar a nuestros días donde cabe destacar, entre otras, a la adolescente sueca Greta Thunberg.
Individuos anónimos, entre los que me incluyo que, día a día, con pequeños gestos ayudan a crear una costumbre sobre la cual podremos educar a nuestros hijos en un camino que es la sostenibilidad, tanto de la Tierra, como de valores.
No debemos caer en la excusa de generar poca cantidad de residuos para no reciclarlos. No debemos caer en la desconfianza de que nosotros reciclamos pero luego todos esos materiales van a parar al mismo sitio, lo cual no es verdad. Toda causa comienza con un pequeño gesto. Individual. Porque cada una de esas pequeñas acciones pueden llegar a inspirar a nuestr@ vecin@. Sin demagogia. Sólo hechos.
Porque debemos de ser conscientes que, desde el inicio de la Revolución Industrial, generamos más de lo que necesitamos, creando una oscura interpretación sobre lo que realmente es aceptable para poder vivir.
Pero no querría quedarme sólo en el reciclaje. También me gustaría hablaros a propósito del tiempo, no del clima, sino de nuestro tiempo. Finito, bastante breve si lo comparamos con la existencia. Tiempo que tarde o temprano deberemos de darle algún sentido. Más preciado que el oro y sólo apreciado cuanto menos nos queda. Cortos son los pasos del ser humano que llega tarde a darse cuenta. Sólo queda el arrepentimiento. Si hubiese hecho esto, si hubiese hecho aquello…
Aprendamos, por ejemplo, a valorar el esfuerzo de cada hora que el trabajo “nos roba”. Evidentemente debemos de trabajar y ganarnos el sustento para poder vivir. Escuchad: Vivir. Que el resto de ese tiempo “nuestro” podamos enfocarlo a construir una vida libre de rutinas cotidianas, de consumo desbocado hacia cosas que no nos aportan nada y que además generan contaminación. Esto es un asunto única y exclusivamente propio de cada un@.
Ser conscientes de que el reporte económico que obtenemos es un tiempo que nos va menguando y, así, dedicarlo a una elección meditada. Pensar en que cada céntimo que nos hemos ganado no acabe en materiales innecesarios para nuestra existencia. Cosas superfluas producidas por factorías propiedad de multinacionales que sólo buscan el beneficio económico inmediato. Que no se dan por aludidas ante el grave problema que emiten. Porque el futuro de este planeta llamado Tierra les da lo mismo. Así como de las futuras generaciones que lo habitarán. Piensan a corto plazo. Cuánto tenemos hoy? Mañana tanto más.
Hoy, 22 de abril de 2020, inmersos en una situación que nadie se hubiera siquiera podido imaginar que ocurriría, debemos aprovechar la oportunidad y el tiempo que hemos perdido para aprender. Para considerarnos lo suficientemente importantes como para poder decidir aquello en lo que nos vamos a convertir una vez haya finalizado. De elegir cada situación, de valorar cada segundo, de meditar lo que está bien, y lo que no necesitamos. De ver a cada persona tanto cercana como anónima como un compañero de viaje hacia las nuevas costumbres. De desechar todo aquello superfluo e innecesario y gastar nuestro tiempo y nuestro dinero, bien ganado por nuestro trabajo, en aquello que merezca la pena de quien lo realiza.
De apoyar con cada uno de nuestros pequeños gestos a la conservación de nuestro planeta. Apoyar a las personas que, mediante su esfuerzo y dedicación, defienden con sus manos una manera de vivir totalmente digna y beneficiosa para todo aquello que nos rodea. Respetuosa y sostenible contigo, conmigo. Sin ambiciones. Únicamente con la aspiración de ser mejor cada día.
2 Comentarios
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Interesante reflexión en la situación que vivimos. Ahora que tenemos tiempo para pensar… 👍
Gracias Isabel. Sobre todo ser conscientes a propósito de esta situación para aprender y comprender.Un saludo.