De la semilla nació una luz

Publicado el 29/01/2020

Cayó la semilla y brotó, y de la tierra creció una ilusión. Pasaba el tiempo y con él la inspiración. Daré sombra a quien a mí se abrace y lo cubriré ante la tormenta que se avecina, acogeré pájaros y abejas… a quien se sienta desafortunado. Resistiré la tempestad y el viento que despoja mis hojas a golpes de granizo, con manotazos enojados. Aguantaré para acariciarte las veces que necesites.

El agua de lluvia aprovecharé para aferrarme a la tierra que me vió nacer. A golpes de lluvia, frío y viento, a golpes de sol crío flores que harán reverdecer el paisaje para que no lo veas desolado.

Oler a gasolina y escuchar gritos descosidos. Una sierra taló mis sueños y en palet fuí transformado, como tantos otros hermanos, al servicio de un mundo desordenado. De ir y venir acabo en una montonera de fríos recuerdos. Brazos derrotados en armonía sobre la cual no existe porvenir, ni sombra, sólo cúmulos de voz vacía.

Una mano acarició mi figura, dedos anchos llenos de astillas, callos latentes y tanta nostalgia, que hicieron resurgir en mí como alivio en mis heridas. Lavaron de mis vetas las más profundas capas que una vez tiñeron mi ilusión de existir en recuerdos de otra vida. Me dieron cariño y demostré que no se vive una vez, que en sus manos encontré lo que es dar luz a otra vida.